Ese pequeño ser en crecimiento, ya tiene un nombre que lo designa y con el cual se identificará por el tiempo que se prolongue su existencia. Sea tu hija o hijo, un pequeño pariente o un amiguito, invítalo a decorar con su propio nombre su lugar.
La decoración de interiores extiende, ciertamente, un universo vasto y fecundo en formas, colores y símbolos en tanto que no solo se exhiben los aspectos meramente visuales también se explotan, es este terreno, sutilezas más difíciles de estudiar, relacionadas a la memoria y al bagaje cultural del individuo.
Esto es lo que ocurre con las letras, las palabras y en forma muy especial, los nombres propios. El cargamento de asociaciones que trae un vocablo en enorme y cuando remite a una persona, tal vez pueda considerárselo, como la etiqueta de un tarro que contiene toda la personalidad conocida y más aún, lo que hay en el subconsciente.
Así es como el nombre es, probablemente, una de las formas más nítidas de personalizar un ambiente, y es muy comprensible fijar este a una pared cercana a la cuna de un bebé, ya que el párvulo está empezando a ser reconocido por sus familiares y conocidos por el nombre de pila. La propuesta de vinilo autoadhesivo improvisa bellas formas acompañando, con revoloteantes mariposas, ese nombre evocador, impreso con bella rúbrica manuscrita, sobre el práctico material de vinilo.
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