Muchas veces los vinilos de este tipo son vistos como demasiado realistas para conjugarse con un ambiente moderno y se optan por formas geométricas o más surrealistas pero repensando el ambiente no queda nada mal. Es ciertamente vintage, un bonito paisaje en perspectiva sin línea de horizonte que deja una grata sensación de sencillez y de tiempo en la retina de quien lo mira.
Es que un camino siempre recuerda el paso del tiempo y el otoño aplaca los bríos estivales; lo que todos sabemos de qué está formada la vida; un poco de esto y un poco de aquello. En otras palabras, el vinilo humaniza un ambiente demasiado frío tal como estaba planteado y esto le asienta muy bien.
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