Cuando decides ponerle, no ya adornos ni color a las paredes, sino alma, historia, cultura y aun más, un reflejo del inconsciente, piensas en los cuadros de Dalí y en el surrealismo, una corriente artística que se pasea por los misterios de la personalidad más profunda y silenciosa.
El vinilo decorativo que describimos hoy aquí, evoca esas sensaciones apenas sospechadas que son como recuerdos que no tienen referencia, pero que están ahí gobernando de algún modo la forma de ser de cada uno.
Este vinilo, si bien es un objeto decorativo, merece otra mirada. Esto lo reconocerá el que sabe y lo respetará también el que no sabe, pero esencialmente, como toda obra surrealista, se trata de una reminiscencia casi soñada, arrancada del universo onírico y en la que aparece, el rostro del propio pintor sumergido entre alusiones y representaciones inspiradas en el psicoanálisis y cuya mirada parece atravesarlo todo.
Es un vinilo impactante que recrea una época en donde la psiquis comenzó a cobrar importancia. Seguramente muchos tendrán una pared en la que quedaría perfecto. Me lo imagino presidiendo un estudio o en la recepción de una galería de arte, no dejando a nadie indiferente.
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