El árbol frondoso es una obra equilibrada en todo el sentido la palabra.
La decoración para ambientes interiores ha transitado un camino interesente en la búsqueda de un equilibrio necesario y demandado social y comercialmente. Se trata nada menos que de sintetizar, en un solo producto, un artículo de calidad, gusto, precio y facilidad de manejo y mantenimiento aceptables.
Los diseños autoadhesivos de vinilo son hoy un “boom” en el mercado del revestimiento selectivo y personalizado de habitaciones y, superando los caprichos de la moda circunstancial, se han hecho muy populares porque se ajustan a lo que hoy se necesita: Algo simple, bello, fácil y barato.
Por otro lado, la propia moda toma un papel activo, desde hace unos años, en la lucha por el respeto de la Pachamama. Ya no se valorizan las pieles, ni las cabezas disecadas y se percibe una reacción humanista, ecologista, proteccionista de valores reales frente al atronador desarrollo del espíritu mercantilista y contaminante de los capitales sin alma.
El árbol, com tal, es un acompañante del hombre y está presente a lo largo de su paseo histórico por el tiempo. De él salió el fuego y el concepto de árbol como leña. En su sombra hay amparo del sol y de la lluvia. Tanto que la morada de madera es una extensión de esa dependencia y amistad que une a nuestra raza con su bodadosa presencia.
Su figura alzada, con brazos hacia el cielo, es el icono universal de la bondad y de la complejidad, de la evolución, de la genealogía de cualquier fenómeno.
El árbol frondoso puede adquirirse en dos tamaños, uno mediano de 103 x 118 cm y otro grande de 175 x 200 cm. Estético, consigue óptima sensación de “viento”, el vinilo decorativo árbol frondoso es una obra que produce armonía.
