Un arbol al viento…

Hoy vamos a comentar un mural de naturaleza viva analizando brevemente lo que esta dialéctica visual nos permite percibir. Vemos que la realidad manifiesta contiene lo invisible y, quizá sin saberlo, el espíritu se place en esta contemplación. Eso y no otra cosa es lo que magnifica al artista, algo que bulle en todos pero que a veces lo guardamos en nosotros mismos para recrearnos solitariamente en las pinceladas de un paisaje, en los acordes de una guitarra o en las delicias de la magia culinaria.

Este mural, de la colección florituras, es un diseño plasmado sobre el vinilo, un material que ha ganado gran prestigio en la decoración de interiores porque permite una acertada combinación de ventajas de comodidad, mantenimiento y calidad, logrando un equilibrio entre el coste y el beneficio.

Se trata de un mural autoadhesivo que tiene como figura central un frágil árbol desojado por el viento.

En una primera instancia el árbol no solo parece el protagonista sino que hasta puede parecer el único personaje de la obra. Más tarde comprendemos que no es así, que hay un “acompañante subliminal”, no manifiesto en forma explícita, presente pero, volvemos a repetirlo, visualmente omitido: El viento.

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