Nadie duda que la luz invernal de París es otra luz y, bajo ese singular resplandor de la ciudad bohemia, la capital mundial de la cultura, matriz geográfica de la revolución burguesa, todo es especial.
Evocando esa realidad del frío externo y de la calidez del interior, este viejo farol, boceto que podrá decorar su habitación desde la pared, junto a la cama o en la cabecera.
Se trata de un mural autoadhesivo que sugiere ese París bajo la nieve, en pleno invierno y bajo el rigor del mal tiempo. Hay una avecilla desprotegida parada sobre el propio farolito. Otras aves emigran entre hojas desprendidas por el viento. Hay una anhelante necesidad de nido.
Así, desde esta perspectiva de desolación, la mullida cama, blanda, cálida refuerza, en el contraste, su condición de comodidad, amor, y abrigo. Se trata de la revalorización de nuestros rincones más cercanos, que implica una conciencia a la hora de dimensionar nuestras comodidades.
El diseño busca entonces potenciar la sensación de protección y la tranquilidad de poder escabullirse de las inclemencias del tiempo. La seguridad frente a la intemperie logra un efecto de distensión y paz bien recomendable.
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